Fatiga Pandémica
Fatiga Pandémica. Un tema que nos ocupa por desgracia demasiado a menudo. Y es que, en el último año, nuestra vida gira en torno al coronavirus y a sus consecuencias, físicas, mentales, sociales, personales, económicas y laborales.
La fatiga pandémica no se refiere ya a secuelas en personas que hayan pasado el virus, sino a todos nosotros, al mundo entero. Llevamos ya más de 1 año luchando contra esta pandemia, y nos empieza a pasar factura. Se está notando también en muchas de las personas que acuden a consulta.
Hay mucha gente desmotivada, con cuadros de ansiedad, con estado de ánimo bajo, es decir tanto para quienes lo hayan pasado, como para los que no, estamos en plena fatiga de noticias, fatiga de un aislamiento, de incertidumbre, fatiga de cambios. Con ese miedo constante al contagio, lo vemos en nosotros mismos, en nuestras familias y amigos. Hartos de la mascarilla, de los toques de queda, de la reducción de la vida social... Hemos llevado una carga emocional grandísima durante más de 1 año.
La fatiga pandémica está afectando a casi un 60% de la población en Europa. Hasta se ha hecho un estudio de sintomatología que reúne diferentes síntomas; cuadros de ansiedad, estados depresivos, que no están provocados por otra cosa que, por ese agotamiento emocional, por tanto tiempo de exposición que llevamos.
La fatiga pandémica afecta además a todas las edades, desde niños y adolescentes, hemos visto cómo este último año se han disparado las urgencias psiquiátricas en menores. También afecta mucho a la tercera edad y por supuesto a personas desde 30 a 50 años que son los que más sufren las consecuencias económicas y laborales, además de todas las demás. Por otro lado, las restricciones en la vida social, están afectando gravemente a muchos jóvenes de 18 a 25 años.
La fatiga pandémica actúa de una forma gradual y progresiva, no es de un día para otro. Hay personas que ni siquiera se dan cuenta o que no lo asocian a la pandemia, pero su actitud cambia, su estado emocional se ve modificado día a día.
Podemos dividirlo en tres categorías. Tanto en síntomas físicos que pueden ir desde problemas digestivos, cansancio, alteraciones en la alimentación o en el apetito; hay personas que se les cierra el estómago y otras que les da por comer. Alteraciones del sueño, personas que nunca tuvieron insomnio y ahora lo tienen, no pueden dormir o la calidad del sueño es insuficiente. Todos esos síntomas emocionales después hasta provocan desmotivación y desesperanza al vivir con el miedo, la frustración, e incertidumbre de forma permanente. Hay gente que tiene también muchos cambios de humor, que están muy irritables porque al acumular tanta frustración y rabia al final, esa ira sale por algún lado.
Los más mayores sienten más esa sensación de soledad debido al aislamiento social y junto a los jóvenes, son los que más lo están sufriendo a nivel personal-emocional. Porque sus rutinas y sus vidas se han visto muy truncadas. A los mayores, el hecho de no salir a pasear todos los días, les afecta en el estado de ánimo, en la memoria, en la circulación, en las articulaciones...
Ese agotamiento emocional nos afecta a todas las facetas de nuestra vida. Al principio se pensaba que sería algo temporal y que con encerrarse en casa unas semanas, todo se resolvería. Pero ha pasado ya mucho tiempo y la vida no termina de normalizarse. Después la vacunación, fue aumentando la esperanza, pero que se ha estancado un poco al conocer las nuevas variantes. Así que está siendo todo agotador.
Hay que ser más flexibles con las expectativas y no volcar todas las esperanzas en una sola cosa.
La saturación de noticias tampoco nos viene bien. Hay que estar informados, pero en exceso no nos permite desconectar y tomar algo de aire. También hay muchos otros temas de conversación, usémoslos.
No nos obsesionemos con todo lo que hemos perdido temporalmente, en lo que nos falta, enfoquémonos en lo que sí que tenemos y en cuidarlo bien.
No nos obsesionemos con el futuro que todavía no existe. Vayamos paso a paso y centrados en el momento presente, que es el que importa.
Intentemos pasar momentos de calidad con la familia y cuidar de la casa. Se han disparado la venta de muebles porque queremos estar cómodos y contentos dentro de casa, renovando muebles y decoración, pintando, todas esas pequeñas ilusiones, nos pueden ayudar.
Otra recomendación, es buscarnos una nueva afición, en la que emplear el tiempo libre: puzles, pintar, escribir, cerámica, artesanía, la lectura, deporte... Hay muchas personas que están descubriendo ahora con la pandemia que les gusta leer o practicar deporte, algo que antes a lo mejor no sabían, porque no habían tenido tiempo de hacerlo.
Hay que mantener la mente entretenida con las cosas que nos gusta hacer.
Es bueno también retomar alguna cosa que hayamos tenido abandonada, como, por ejemplo, el aprender algún idioma o cualquier tema que nos quedamos con ganas de aprender, hacer algún curso...
Hay que sacar fuera toda esa basura mental para no entrar en bucle, hablemos con los demás de las cosas que nos preocupan y si no queremos o no podemos hacerlo, entonces escribirlo a modo de terapia, para no dejarlo dentro.
Merece la pena intentarlo, para aprovechar con positividad hasta los malos momentos de la vida. Hay muchas cosas buenas de las que podemos seguir disfrutando. ¿Te ayudamos? +34 664 87 33 45. Ruth Matía.
La fatiga pandémica no se refiere ya a secuelas en personas que hayan pasado el virus, sino a todos nosotros, al mundo entero. Llevamos ya más de 1 año luchando contra esta pandemia, y nos empieza a pasar factura. Se está notando también en muchas de las personas que acuden a consulta.
Hay mucha gente desmotivada, con cuadros de ansiedad, con estado de ánimo bajo, es decir tanto para quienes lo hayan pasado, como para los que no, estamos en plena fatiga de noticias, fatiga de un aislamiento, de incertidumbre, fatiga de cambios. Con ese miedo constante al contagio, lo vemos en nosotros mismos, en nuestras familias y amigos. Hartos de la mascarilla, de los toques de queda, de la reducción de la vida social... Hemos llevado una carga emocional grandísima durante más de 1 año.
La fatiga pandémica está afectando a casi un 60% de la población en Europa. Hasta se ha hecho un estudio de sintomatología que reúne diferentes síntomas; cuadros de ansiedad, estados depresivos, que no están provocados por otra cosa que, por ese agotamiento emocional, por tanto tiempo de exposición que llevamos.
La fatiga pandémica afecta además a todas las edades, desde niños y adolescentes, hemos visto cómo este último año se han disparado las urgencias psiquiátricas en menores. También afecta mucho a la tercera edad y por supuesto a personas desde 30 a 50 años que son los que más sufren las consecuencias económicas y laborales, además de todas las demás. Por otro lado, las restricciones en la vida social, están afectando gravemente a muchos jóvenes de 18 a 25 años.
La fatiga pandémica actúa de una forma gradual y progresiva, no es de un día para otro. Hay personas que ni siquiera se dan cuenta o que no lo asocian a la pandemia, pero su actitud cambia, su estado emocional se ve modificado día a día.
Podemos dividirlo en tres categorías. Tanto en síntomas físicos que pueden ir desde problemas digestivos, cansancio, alteraciones en la alimentación o en el apetito; hay personas que se les cierra el estómago y otras que les da por comer. Alteraciones del sueño, personas que nunca tuvieron insomnio y ahora lo tienen, no pueden dormir o la calidad del sueño es insuficiente. Todos esos síntomas emocionales después hasta provocan desmotivación y desesperanza al vivir con el miedo, la frustración, e incertidumbre de forma permanente. Hay gente que tiene también muchos cambios de humor, que están muy irritables porque al acumular tanta frustración y rabia al final, esa ira sale por algún lado.
Los más mayores sienten más esa sensación de soledad debido al aislamiento social y junto a los jóvenes, son los que más lo están sufriendo a nivel personal-emocional. Porque sus rutinas y sus vidas se han visto muy truncadas. A los mayores, el hecho de no salir a pasear todos los días, les afecta en el estado de ánimo, en la memoria, en la circulación, en las articulaciones...

Cómo combatir la fatiga pandémica
Todos sabemos ya, que la vacunación está siendo un proceso muy lento y que habrá que adaptarlo. Aunque ya no es obligatorio el uso de mascarillas en la calle si se guarda la distancia, vemos cómo la mayoría de la gente opta por seguir utilizándolas y es que los contagios, seguirán aumentando hasta que los más jóvenes estén completamente vacunados.Hay que ser más flexibles con las expectativas y no volcar todas las esperanzas en una sola cosa.
La saturación de noticias tampoco nos viene bien. Hay que estar informados, pero en exceso no nos permite desconectar y tomar algo de aire. También hay muchos otros temas de conversación, usémoslos.
No nos obsesionemos con todo lo que hemos perdido temporalmente, en lo que nos falta, enfoquémonos en lo que sí que tenemos y en cuidarlo bien.
No nos obsesionemos con el futuro que todavía no existe. Vayamos paso a paso y centrados en el momento presente, que es el que importa.
Intentemos pasar momentos de calidad con la familia y cuidar de la casa. Se han disparado la venta de muebles porque queremos estar cómodos y contentos dentro de casa, renovando muebles y decoración, pintando, todas esas pequeñas ilusiones, nos pueden ayudar.
Otra recomendación, es buscarnos una nueva afición, en la que emplear el tiempo libre: puzles, pintar, escribir, cerámica, artesanía, la lectura, deporte... Hay muchas personas que están descubriendo ahora con la pandemia que les gusta leer o practicar deporte, algo que antes a lo mejor no sabían, porque no habían tenido tiempo de hacerlo.
Hay que mantener la mente entretenida con las cosas que nos gusta hacer.
Es bueno también retomar alguna cosa que hayamos tenido abandonada, como, por ejemplo, el aprender algún idioma o cualquier tema que nos quedamos con ganas de aprender, hacer algún curso...
Hay que sacar fuera toda esa basura mental para no entrar en bucle, hablemos con los demás de las cosas que nos preocupan y si no queremos o no podemos hacerlo, entonces escribirlo a modo de terapia, para no dejarlo dentro.
Merece la pena intentarlo, para aprovechar con positividad hasta los malos momentos de la vida. Hay muchas cosas buenas de las que podemos seguir disfrutando. ¿Te ayudamos? +34 664 87 33 45. Ruth Matía.