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Ruth Fernandez Matia - Doctoralia.es
Fatiga pandémica

Fatiga Pandémica

Fatiga Pandémica. Un tema que nos ocupa por desgracia demasiado a menudo. Y es que, en el último año, nuestra vida gira en torno al coronavirus y a sus consecuencias, físicas, mentales, sociales, personales, económicas y laborales.

La fatiga pandémica no se refiere ya a secuelas en personas que hayan pasado el virus, sino a todos nosotros, al mundo entero. Llevamos ya más de 1 año luchando contra esta pandemia, y nos empieza a pasar factura. Se está notando también en muchas de las personas que acuden a consulta.

Hay mucha gente desmotivada, con cuadros de ansiedad, con estado de ánimo bajo, es decir tanto para quienes lo hayan pasado, como para los que no, estamos en plena fatiga de noticias, fatiga de un aislamiento, de incertidumbre, fatiga de cambios. Con ese miedo constante al contagio, lo vemos en nosotros mismos, en nuestras familias y amigos. Hartos de la mascarilla, de los toques de queda, de la reducción de la vida social... Hemos llevado una carga emocional grandísima durante más de 1 año.

La fatiga pandémica está afectando a casi un 60% de la población en Europa. Hasta se ha hecho un estudio de sintomatología que reúne diferentes síntomas; cuadros de ansiedad, estados depresivos, que no están provocados por otra cosa que, por ese agotamiento emocional, por tanto tiempo de exposición que llevamos.

La fatiga pandémica afecta además a todas las edades, desde niños y adolescentes, hemos visto cómo este último año se han disparado las urgencias psiquiátricas en menores. También afecta mucho a la tercera edad y por supuesto a personas desde 30 a 50 años que son los que más sufren las consecuencias económicas y laborales, además de todas las demás. Por otro lado, las restricciones en la vida social, están afectando gravemente a muchos jóvenes de 18 a 25 años.

La fatiga pandémica actúa de una forma gradual y progresiva, no es de un día para otro. Hay personas que ni siquiera se dan cuenta o que no lo asocian a la pandemia, pero su actitud cambia, su estado emocional se ve modificado día a día.

Podemos dividirlo en tres categorías. Tanto en síntomas físicos que pueden ir desde problemas digestivos, cansancio, alteraciones en la alimentación o en el apetito; hay personas que se les cierra el estómago y otras que les da por comer. Alteraciones del sueño, personas que nunca tuvieron insomnio y ahora lo tienen, no pueden dormir o la calidad del sueño es insuficiente. Todos esos síntomas emocionales después hasta provocan desmotivación y desesperanza al vivir con el miedo, la frustración, e incertidumbre de forma permanente. Hay gente que tiene también muchos cambios de humor, que están muy irritables porque al acumular tanta frustración y rabia al final, esa ira sale por algún lado.

Los más mayores sienten más esa sensación de soledad debido al aislamiento social y junto a los jóvenes, son los que más lo están sufriendo a nivel personal-emocional. Porque sus rutinas y sus vidas se han visto muy truncadas. A los mayores, el hecho de no salir a pasear todos los días, les afecta en el estado de ánimo, en la memoria, en la circulación, en las articulaciones...

fatiga pandemicaEse agotamiento emocional nos afecta a todas las facetas de nuestra vida. Al principio se pensaba que sería algo temporal y que con encerrarse en casa unas semanas, todo se resolvería. Pero ha pasado ya mucho tiempo y la vida no termina de normalizarse. Después la vacunación, fue aumentando la esperanza, pero que se ha estancado un poco al conocer las nuevas variantes. Así que está siendo todo agotador.

Cómo combatir la fatiga pandémica

Todos sabemos ya, que la vacunación está siendo un proceso muy lento y que habrá que adaptarlo. Aunque ya no es obligatorio el uso de mascarillas en la calle si se guarda la distancia, vemos cómo la mayoría de la gente opta por seguir utilizándolas y es que los contagios, seguirán aumentando hasta que los más jóvenes estén completamente vacunados.

Hay que ser más flexibles con las expectativas y no volcar todas las esperanzas en una sola cosa.

La saturación de noticias tampoco nos viene bien. Hay que estar informados, pero en exceso no nos permite desconectar y tomar algo de aire. También hay muchos otros temas de conversación, usémoslos.

No nos obsesionemos con todo lo que hemos perdido temporalmente, en lo que nos falta, enfoquémonos en lo que sí que tenemos y en cuidarlo bien.

No nos obsesionemos con el futuro que todavía no existe. Vayamos paso a paso y centrados en el momento presente, que es el que importa.

Intentemos pasar momentos de calidad con la familia y cuidar de la casa. Se han disparado la venta de muebles porque queremos estar cómodos y contentos dentro de casa, renovando muebles y decoración, pintando, todas esas pequeñas ilusiones, nos pueden ayudar.

Otra recomendación, es buscarnos una nueva afición, en la que emplear el tiempo libre: puzles, pintar, escribir, cerámica, artesanía, la lectura, deporte... Hay muchas personas que están descubriendo ahora con la pandemia que les gusta leer o practicar deporte, algo que antes a lo mejor no sabían, porque no habían tenido tiempo de hacerlo.

Hay que mantener la mente entretenida con las cosas que nos gusta hacer.

Es bueno también retomar alguna cosa que hayamos tenido abandonada, como, por ejemplo, el aprender algún idioma o cualquier tema que nos quedamos con ganas de aprender, hacer algún curso...

Hay que sacar fuera toda esa basura mental para no entrar en bucle, hablemos con los demás de las cosas que nos preocupan y si no queremos o no podemos hacerlo, entonces escribirlo a modo de terapia, para no dejarlo dentro.

Merece la pena intentarlo, para aprovechar con positividad hasta los malos momentos de la vida. Hay muchas cosas buenas de las que podemos seguir disfrutando. ¿Te ayudamos? +34 664 87 33 45. Ruth Matía.
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Cómo reducir el ruido mental

Cómo reducir el ruido mental. El ruido mental es algo de lo que últimamente se habla mucho en psicología. ¿Pero qué es exactamente? El ruido mental no es otra cosa que ese auto diálogo interno, que todos tenemos en la cabeza y que, en momentos puntuales de nuestra vida, puede aumentar considerablemente debido a situaciones de estrés y problemas que van surgiendo.

A veces es como si tuvieras unos cascos puestos, constantemente escuchando instrucciones desagradables, repetición de problemas, errores y culpas. Empiezas a pensar en miedos e incertidumbres repetidamente, hasta que el ruido nos bloquea y no nos deja centrarnos en las soluciones.

La neurociencia nos dice que tenemos en torno a sesenta mil pensamientos al día. Es decir, que todos los días escribiríamos libros enteros si plasmáramos todos nuestros pensamientos. En terapia lo que se intenta es reducir esos pensamientos, entrenando una mente minimalista que se centre más en lo positivo y eliminar los pensamientos basura.

La neurociencia también nos dice, que todo lo que pensamos, un porcentaje muy elevado, aproximadamente un 90% se te va a repetir al día siguiente. Entonces si empezamos a prestar atención a ese ruido mental, esos cascos que llevamos en nuestras orejas todo el día, nos culpabilizamos por situaciones pasadas y nos preocuparemos por situaciones futuras, solo conseguiremos hacernos daño. Y depende de cómo te hables en ese diálogo mental, al día siguiente vas a tener los mismos pensamientos en un gran porcentaje.

Todo ese ruido mental, nos impide estar en calma, nos torturamos con nuestros propios fantasmas y resulta una fuerte interferencia en nuestras vidas. Debemos dividir las situaciones, las que están en nuestra mano y podemos cambiar, y las que no están en nuestra mano y no podemos hacer nada. Las situaciones que no están bajo nuestro control y no dependen de nosotros, no deben obsesionarnos. Tenemos que concentrarnos en las que sí que están bajo nuestro control, centrándonos en el momento presente y no en el pasado, que no podemos cambiar, ni en el futuro que todavía no existe.

Tendemos mucho también a preocuparnos por cosas que en realidad no tienen demasiada importancia, pero sin embargo las tenemos ahí en la cabeza, haciendo ruido constantemente. De esos sesenta mil o setenta mil pensamientos solo un 5% ocurren de verdad, el resto son en realidad invenciones nuestras.

Ruido mental. ¿Por qué existe?

Nuestra mente está preparada para la supervivencia, por eso tiende más pensar en negativo, porque gracias a eso la especie humana ha sobrevivido, manteniéndose alerta y evitando peligros. Pero hoy en día, en la comodidad del mundo desarrollado, ya no es tan necesaria esa mentalidad negativa y sí que ayuda mucho más, el tener más pensamientos optimistas, por lo que podemos entrenarla para ello. Los pensamientos negativos se disparan solos, la persona no hacer por pensar en negativo de forma voluntaria, sino que lo hace automáticamente a modo prevención. Antiguamente, si nos rodeaba un depredador, o el bando contrario nos atacaba, teníamos que prevenir construyendo murallas, huíamos o planificábamos la defensa. Pero hoy en día, ese estado de alarma perpetuo, nos perjudica y debemos reducir todo ese ruido mental.

"Que todo fluya y nada influya", desechemos los pensamientos basura que no nos aportan nada más que inquietud, olvidemos el pasado que no podemos cambiar y el futuro que todavía no existe. Centrémonos en el presente, en las cosas que están bajo nuestro control y en aquellos pensamientos que nos ayudan a buscar soluciones.

Cómo reducir el ruido mental. Estrategias

Vamos intentar ayudar con estrategias sencillas, para aprender cómo reducir el ruido mental.

Una buena estrategia para ayudar a controlar esos pensamientos es escribir, para dejar fluir los pensamientos que nos preocupan, escribirlos es una manera de sacarlos fuera para que no se queden dentro, para no engancharnos a ese pensamiento que nos provoca una emoción negativa.

Otra estrategia que funciona muy bien, aprovechando que nuestra mente no se centra en varias cosas al mismo tiempo, es apuntar el foco de atención hacia otro punto cuando tengamos esos pensamientos negativos, por ejemplo, intentar repetir el abecedario al revés, es una distracción mental que nos ayudará a no pensar en el problema, como nuestra mente se centra en uno, un pensamiento elimina al otro.

¿Has aprendido un poco más para saber cómo reducir el ruido mental? ¿Te ayudamos? +34 664 87 33 45. Ruth Matía.
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Cómo aprender a decir que no sin sentirse culpable

Cómo aprender a decir que no sin sentirse culpable. Hay muchas personas, que les cuesta mucho trabajo decir que no, especialmente a los hijos. A veces solo por evitar lloros y rabietas, cedemos. Pero es importante educar ya desde que son bebés, para que aprendan a asimilar las negativas, para que empiecen a conocer los límites. Las normas, en todo hogar deben existir.

¿Pero cómo aprender a decir que no sin sentirse culpable? Porque también se da mucho en el mundo adulto. Decir que no y evitar el miedo a no agradar, que puede ocultar un problema de autoestima de la persona que no es capaz de negarse, a los amigos, a la pareja, o al jefe. Esa necesidad de aprobación, quizás venga por una sobreprotección en el desarrollo infantil, el sentir que dependes de los demás y de su aprobación, provoca el miedo al rechazo, necesitas ser aceptado socialmente y te encuentras aceptando cosas que a lo mejor a ti en ese momento no te apetecen, o no te compensan.

Todo ello al final puede traer problemas laborales, de sobrecarga de trabajo, porque al final es un estrés. Y también todo tipo de problemas personales. Al principio cuando te piden un favor, te genera bienestar, porque te gusta agradar, pero te provocas un sentimiento, cuando lo vas haciendo una vez tras otra, te sientes manipulado, y eso también te genera ansiedad, y si además das con una persona que se da cuenta y quiere aprovecharse, te conviertes en una víctima. Se da mucho en personas con una edad media de 45 años, que acuden a consulta, cuando ya no aguantan más.

Aprender a decir que no sin sentirse culpable, entra en una de las habilidades sociales básicas, que todos tenemos que aprender desde pequeños. Como todo, cuando más mayor lo aprendes, más trabajo te va a costar aprenderlo.

Se puede entrenar con ayuda de estrategias muy eficaces, incluso en personas inseguras con baja autoestima, que son el perfil más típico de este tipo de problemas.

Es básico eliminar ese convencionalismo social de que los demás te van a querer más si dices a todo que sí, pues realmente es algo que sin querer nos lo van generando nuestros padres, ya desde pequeños; el ser aprobado, sentirte apoyado por los demás, o que es de mala educación decir que no...

Cómo aprender a decir que no sin sentirse culpable. Estrategias

Una buena estrategia es buscar frases alternativas al temido NO, e interiorizarlas para tenerlas preparadas para todas estas situaciones, por ejemplo: "me gustaría, pero en este momento no puedo", la técnica del sándwich, que consiste en decir algo positivo negativo y positivo. Por ejemplo, "gracias por contar conmigo, pero hoy no voy a poder, tal vez la próxima vez" entonces a la persona le transmites como que bueno, pues que quieres, pero no es posible y no te cierras a una próxima ocasión, que pueda apetecerte o interesarte aceptar.

La técnica del disco rayado, es muy sencilla y funciona muy bien con los hijos, imaginad como un radiocasete, de los de antes, cuando le dábamos al rec y grababa su mensaje, rebobinas y das al play. En la práctica, un hijo adolescente que te pide ir a una fiesta, y quedarse hasta las doce, él sigue insistiendo y tú sigues respondiendo también lo mismo "sabes que no puedes, porque los niños de tu edad no están hasta esa hora". Él/Ella insiste con lo mismo, pero tú también respondes con los mismo y es como poner el rec y el play una y otra vez.



Hay personas que el aprender a decir que no, les puede cambiar la vida, son personas que por su inseguridad y baja autoestima viven por y para la gente, que no dejan de hacer favores, como prestar dinero y al final todo les supera, porque otras personas lo saben y se aprovechan. Si a la otra persona de verdad le importas, nunca vas a dejar de importarle por negarle un favor o decirle que no a algo. Decir que no, a estas personas les genera emociones de culpa que ellos mismos retroalimentan. Como hemos dicho muchas veces, los pensamientos son los que generan las emociones, hay que trabajar sobre los pensamientos.

Hay que defender lo que se llama ser asertivo, es decir "tengo derecho a decir que no", "tengo derecho de defender mis propios derechos", en definitiva, mentalizarse de que hay que eliminar todos esos convencionalismos sociales que nos han ido creando desde niños. ¿Te ayudamos? +34 664 87 33 45. Ruth Matía.
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Cómo fijarse objetivos y alcanzarlos

Cómo fijarse objetivos y alcanzarlos. Todos nos marcamos propósitos, metas que alcanzar, pero a partir de ahora, no sólo las fijaremos, vamos a llevarlas a cabo.

Sobre todo, en septiembre o enero, al volver de vacaciones o comenzar un nuevo año, es cuando más propósitos nos marcamos, pero no siempre se cumplen, ¿verdad? Al principio comenzamos con muy buen pie y muy firmes, pero solemos abandonar a mitad del camino y ahí está el problema, cuando abandonamos y llegan las frustraciones. Todos nos marcamos ilusiones y sueños, pero la mayoría de las veces se quedan a medias.

Saber cómo fijarse objetivos, es fácil, pero mantenerlos y alcanzarlos, es lo complicado. Vamos a explicar algunas estrategias para facilitar un poco el camino que nos lleva a la meta.

¿Cuáles son los objetivos más habituales?

Están esos clásicos objetivos de apuntarse al gimnasio, adelgazar, aprender inglés, o dejar de fumar. Todos esos objetivos tienen algo en común, y es mejorar como persona. También hay quien se fija objetivos laborales o familiares, cambiar a un trabajo mejor o tener un hijo. Hay personas que se ponen de objetivo mejorar su relación de pareja, o en otros casos romper y buscar otra persona, por haberse convertido en una relación tóxica, que desgasta a ambos.

Antes de fijarse objetivos, es bueno hacer como las empresas, preparar un balance de cómo nos ha ido últimamente en los asuntos que más nos preocupan, escribiendo en un papel las cosas buenas y malas que nos han ocurrido.

Cuando no cumples con un objetivo fijado, es como si arrastraras una mochila. Vas cargando con una culpa que a medida que pasa el tiempo, va aumentando su peso. La culpa genera apatía y nos quita las ganas de seguir adelante, para seguir alcanzando metas y teniendo ilusiones, porque termina por ser una gran carga emocional, que no hace otra cosa que bloquearnos.

Por eso es importante marcarse pequeños objetivos alcanzables, que sepamos que podemos conseguir. Desprenderse de la culpa, de la desesperanza, la apatía y quedarse con una palabra. Yo les recomendaría que, en esa hoja en blanco, escribieran una palabra en positivo de ese periodo que nos recuerde que ha merecido la pena el esfuerzo, aunque no se haya conseguido el objetivo final. Porque también es cierto que a veces, lo importante es el camino y el aprendizaje, más que el propio destino.

Cómo fijarse objetivos y alcanzarlos

La clave es encontrar esa palabra que te genere ilusión y que te ayude a emprender el objetivo. Lo siguiente es hacerte tres preguntas.

  1. Qué es lo que queremos.
  2. La segunda pregunta que nos tenemos que hacer es cómo lo quiero lograr. Con qué medios, recursos y/o personas cuento para conseguir ese objetivo.
  3. Y la tercera pregunta que nos debemos hacer, es para qué lo queremos conseguir. Buscar esa utilidad, el verdadero objetivo final de nuestra meta. No solo para ti, sino a lo mejor para tu familia, o para tus amigos.


En definitiva, es el que el "qué", el "cómo" y el "para qué". Tres preguntas que nos van a ayudar a saber cómo fijarse objetivos y sobre todo cómo cumplirlos.

Por ejemplo, si el objetivo es adelgazar, y nos fijamos el cómo y el para qué quieres adelgazar, puedes llegar a respuestas más interesantes y profundas de la verdadera razón por la que quieres conseguir adelgazar. Pues puede que saques conclusiones que no esperas.

Una vez que tenemos fijado eso foco de atención sobre ese pequeño objetivo. También habría que tener en cuenta, qué pasaría si no se consiguiera ese objetivo, ¿y si fracasas? ¿dispones de un Plan B? porque si lo llevas a lo negativo, solo generará frustración, hay que buscar alternativas positivas. Puede que la solución no sea cambiar el objetivo, si no cambiar las acciones con las que esperamos conseguirlo, "el cómo".

Para conseguir alcanzar nuestra meta es muy importante visualizar que lo conseguimos. La visualización es una de las cosas primarias, es decir el estado en el que vas a estar, cuando lo logres. Ese ejercicio de proyectar, de visualización a diario, pero sin obsesionarse, es lo que más te ayudará a conseguir el objetivo.

Otro punto importante, es tener voluntad, ser firme y flexible al tiempo. No podemos crear esas metas, si no somos firmes, si no sabemos poner límites, y no aprendemos a decir que no. También flexibles para no llevarlo al extremo, a la obsesión, porque nos podría causar algún problema de ansiedad o estrés. Escucharnos a nosotros mismos, porque a veces, para cambiar el mundo externo, primero hay que trabajar el interno, conocernos, escucharnos, saber qué necesidades cubrimos y si merece la pena el sacrificio.

Es bueno también que, aunque existe un objetivo final, en este caso del ejemplo, sería adelgazar, antes hay que fijarse pequeños objetivos a corto plazo, por ejemplo, ponerse a dieta, ir a un nutricionista, dejar los dulces... Para irlo cumpliendo poco a poco.

No es aconsejable marcarse demasiados objetivos al mismo tiempo, porque al final será demasiado el esfuerzo y abandonaremos. Es mejor centrarse en uno, y cuando se consiga, fijarse el objetivo siguiente. De esta forma será más sencillo alcanzar la meta.

¿Te ayudamos? +34 664 87 33 45. Ruth Matía.
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Creencias limitantes

Creencias limitantes. ¿Qué son? ¿Cómo nos afectan? ¿Y cómo evitarlas?

Las creencias limitantes son las ideas que tenemos todos y que consideramos verdaderas, sobre determinados temas, aquellas ideas que nos han inculcado desde pequeños pero que en realidad no siempre son acertadas y que como su nombre indica, pueden limitarnos en nuestro día a día.

Para nosotros funcionan como normas de la vida, ni siquiera nos solemos cuestionar si son o no ciertas. Al estar tan integradas desde nuestra infancia es muy difícil cambiarlas. Han sido creadas a raíz de los mensajes recibidos desde nuestro entorno, nuestros padres, nuestra familia en general, nuestros amigos. A veces heredamos miedos, fobias, falsas creencias o ideas equivocadas preconcebidas, de otras personas, que pueden llegar a condicionarnos. Nos van generando esas creencias limitantes, que nos bloquean frente a determinadas actitudes o hábitos.

Un ejemplo claro son los típicos refranes, "piensa mal y acertarás", "tanto ganas, tantos vales", incluso etiquetas que interiorizamos nosotros mismos que nos frenan y que incluso a veces las utilizamos como excusa para evitar situaciones, que no nos dejan evolucionar. Por ejemplo, si a alguien le tildan de malo en matemáticas, con cada examen, ellos mismos se frenan, no se esfuerzan porque dan por hecho que todo saldrá mal.

Hay personas etiquetadas de tímidas en su infancia, y que eso les ha condicionado la vida. Cuando por ejemplo tienen que enfrentarse a un discurso, o hablar en una reunión laboral, esa creencia que tienen de sí mismos, y que los demás te han inculcado, les va a bloquear frente a determinadas situaciones más que la propia timidez, por las expectativas que crean en su propia mente.

A muchas otras personas, no les gusta hablar de sí mismas, o expresar lo que sienten, porque piensan que eso sería un signo de debilidad, o creen que los demás se van a aprovechar de esas debilidades. Esa es una de las creencias limitantes que está muy extendida y que más afectan. Porque puede evitar el fortalecer las amistades, o el relacionarse mejor con otras personas. Hay que abrirse al resto de la gente, empatizar y comprender, como lo hacen con nosotros. No es bueno que nos etiqueten, pero tampoco nosotros debemos etiquetar ni generalizar, porque una persona se haya aprovechado, no significa que los demás vayan a ser iguales.

Imagina un árbol, en el árbol las raíces son tus creencias, lo que te han ido inculcando desde la infancia en tu entorno, el ambiente es todo lo que nos va condicionando, el tronco son los pensamientos que llegan afectados por nuestras creencias. Si yo tengo una creencia de no se me dan bien las matemáticas, porque así nos lo han dicho en el colegio o en la familia, te condiciona, porque pensarás que eres de letras y no de ciencias, por ejemplo, o porque no te esforzarás lo suficiente en los exámenes de matemáticas, porque darás por hecho el fracaso. Empiezas a generar determinados pensamientos, ese tronco no va creciendo, por lo tanto, ya tus frutos, tus sus ramas, tus flores, ya no serán. Puede que hubieras sido bueno/a en ciencias, de haberlo intentado, de no haberte dejado llevar por esa creencia limitante.

Si de ese árbol imaginario quieres obtener peras, pero sin embargo te está dando manzanas, porque tus raíces van dirigidas a las manzanas no a las peras, tus pensamientos son los que te están bloqueando. Pensamientos que ni siquiera son tuyos, que son inculcados de los demás y que muchas veces, nos son ciertos.

Las creencias limitantes están muy relacionadas con la autoestima, porque si tenemos una baja autoestima, creeremos demasiado en lo que dicen los demás sobre nosotros mismos. O bien si tenemos muchas etiquetas negativas, las acabamos interiorizando y nos acaba afectando en la autoestima.

Creencias limitantes

Creencias limitantes ¿Cómo evitarlas?

Como todo, lo ideal es trabajarlo desde la infancia. Pero existen técnicas y estrategias que los profesionales utilizamos para poder liberar a los adultos, de esas creencias limitantes que condicionan la vida.

Con los niños se debe evitar entrar en comparaciones en el colegio con sus compañeros, y en casa con sus hermanos. Con ellos siempre funcionan muy bien los cuentos con mensaje, las fábulas. Por ejemplo, si se juzga mucho a un pez por su habilidad de escalar árboles, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido. El pez no es estúpido, tiene muchas habilidades que domina, pero escalar árboles no es una de ellas.

O la fábula de la ranita que cae a un pozo con más ranitas y que comienza a saltar cada vez más alto para intentar salir, mientras las demás empiezan a intentar convencerla de que no lo haga, que se va a lastimar, pero la ranita era sorda y no podía oírlas, así que siguió saltando y consiguió salir, frente al asombro de todas. La ranita no escuchó las opiniones de las demás, por eso siguió adelante con su meta de salir del pozo y al final lo consiguió.

No debemos dejarnos influir por las opiniones y comentarios de los demás, aunque tengan buenas intenciones. Tenemos que encontrar siempre el equilibrio, entre escuchar consejos y conocernos a nosotros mismos. Vale la pena ponerlo en práctica.

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Qué es la felicidad personal

Qué es la felicidad personal. Igual que está de moda mimarse físicamente, debemos mimarnos también a nivel emocional. Con ese bienestar que siempre nos producen los buenos consejos, hoy hablaremos de la felicidad. Pero no de un concepto único, porque eso no existe y es que la felicidad es sobre todo eso, personal, y para cada individuo, tiene un significado diferente. Lo que es felicidad para alguien para otro puede ser lo contrario, algo que para una persona puede serlo todo, para otra puede no ser nada.

Pero la felicidad es a lo que todos aspiramos. Si nos vamos muy atrás hasta los filósofos griegos, Aristóteles ya hablaba de la búsqueda de la felicidad. Gran parte de la filosofía se basa en comprender lo que es esa ansiada felicidad y cómo conseguirla. A día de hoy, la psicología positiva está en todas partes, pero también vamos a desmitificarla un poco, porque a veces genera mucha frustración.

Como comentábamos antes, la felicidad es un término bastante subjetivo, para mí la felicidad es la ausencia de preocupaciones, a mí no me gusta llamarlo felicidad, porque yo creo que da lugar a frustraciones. Para mí son momentos de felicidad y satisfacción. EL concepto de felicidad varía mucho según la edad y circunstancias de la persona; y la misma persona puede modificar muchas veces ese concepto de felicidad, según la etapa de la vida y según sus experiencias.

Pero la felicidad no nos la dan las posesiones, está más relacionado con las emociones, la satisfacción y sobre todo con las personas que nos rodean.

Todos aspiramos a ese concepto personal de la felicidad, pero también hay que tener claro que no se puede ser feliz todo el tiempo. La felicidad nos la traen esos momentos de bienestar y de satisfacción, que hay que valorar. Si fuéramos felices todo el tiempo, seguramente no valoraríamos esos momentos.

Hay veces que la felicidad es simplemente estar tranquilo/a, la ausencia de preocupaciones. Muchas personas cada vez más buscan esa tranquilidad, esa calma, evitando el ruido mental, los pensamientos basura que no nos conducen a ningún lado, más que a generarnos ansiedad.

Un psicólogo de los años 50, Abraham Maslow, creó la pirámide de Maslow, que representa la jerarquía de las necesidades humanas. Con su teoría sobre la motivación humana, con la que consiguió mucha popularidad en la psicología y también en otros campos, como el empresarial, o el marketing. Maslow, asegura que según se van cubriendo necesidades humanas básicas (la base de la pirámide, el comer, dormir y cualquier otra necesidad biológica) se van desarrollando nuevas necesidades y deseos mucho más complejos. Por lo que demuestra que la felicidad, como todo, evoluciona.

La siguiente escala de la pirámide de Maslow, es la seguridad y la salud, algo que en el mundo desarrollado la mayoría damos por sentado, hay muchas personas, sobre todo en los países más pobres, que no disponen de un hogar donde sentirse protegidos.

Esta teoría te ayuda a tomar otra perspectiva de la vida. Si tenemos nuestras necesidades biológicas más básicas cubiertas, tenemos salud y un hogar donde sentirnos protegidos; la siguiente escala de esa pirámide de felicidad es la de sentirse aceptado en un grupo, es decir, sentirse aceptado socialmente y tener muchos amigos. La siguiente corresponde a las necesidades de estima y reconocimiento. Y el nivel más alto de la pirámide es la «autorrealización» la necesidad más elevada y está relacionada con encontrar un sentido y justificación a su vida, a través del desarrollo potencial de una actividad (siempre que las otras escalas hayan sido alcanzadas y completadas, o al menos parcialmente). que es la felicidad personal Maslow consideró autorrealizados a ciertos personajes como Gandhi, o Einstein, por deducir de sus biografías que eran personas centradas en la realidad, con un sentido del humor no hostil, con una buena aceptación de sí mismos, sin ser arrogantes, ni narcisistas, al contrario, solidarios y humanitarios, con pensamiento colectivo y que vivían sus vidas apreciándolas y con intensidad.

A veces nos movemos entre una escala y otra, subimos y bajamos, según las circunstancias de nuestra vida.

El ser felices, como todo, es algo que se puede trabajar desde pequeños, siempre que las circunstancias nos sean favorables, es decir que las escalas más básicas estén cubiertas. Los niños son un espejo de su entorno, si ven que los adultos agradecen y valoran los momentos felices, ellos harán lo mismo, si nos centramos en el momento presente y en las cosas positivas, ellos también crecerán haciéndolo.

Hay demasiada gente buscando la felicidad en cosas materiales, cuando la felicidad se encuentra en las personas y las emociones, en los vínculos que creas con otros. Enseñar a los niños a ser solidarios, a compartir y a jugar más con sus amigos, les vas creando el hábito de apreciar más esa felicidad mucho más satisfactoria, de sentirse bien consigo mismo y que influye incluso en la salud física y mental.

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Cómo mejorar la autoestima

Cómo mejorar la autoestima. Hoy hablaremos de uno de los temas más recurrentes en la consulta, porque por desgracia, mucha gente hoy en día, tiene problemas de autoestima. Es algo que nos afecta a todos porque todos en algún momento de nuestra vida, hemos pasado por etapas de baja autoestima, y es un tema con el que cualquier persona se puede identificar.

Hay que trabajar esa baja autoestima, que puede ser la raíz principal para resolver otros problemas derivados. Se considera que existe un problema de autoestima, cuando empezamos a sentir que nosotros no somos capaces de realizar algo y cuando estamos más pendientes, de la mirada de otros, que de nosotros mismos.

Muchas personas dicen que son incapaces de atreverse a enfrentarse a algo, a una determinada situación porque se sienten inseguros, entonces empiezas a investigar y te das cuenta que es un problema de baja autoestima. Otras personas no consiguen mantener una relación de pareja, otros incluso tienen problemas de ansiedad, derivados de la baja autoestima.

Es importante saber primero, cómo se puede formar esa autoestima, cómo formamos nosotros la autoestima y ahí es cuando hablamos de psicología perinatal. Desde la vida intrauterina, ya estamos formando formándola, influye si ha sido o no un embarazo deseado, influyen las caricias que desde el comienzo se hacen al vientre materno, el cómo hablan al bebé, como le cuidan.

Otra cuestión importante es conocer lo que es el autoconcepto. El autoconcepto y la autoestima son dos definiciones diferentes, pero que van ligadas. El autoconcepto es la imagen que tengo yo de mí mismo/a y esa imagen la adquiero por los demás, es decir, en este caso desde muy pequeños. Y la imagen que vamos formando de nosotros mismos, es la autoestima.

Una forma de fomentar la autoestima en los niños, son las caricias y la forma de hablar, suave y positiva, sonriendo utilizando el lenguaje no verbal. En la época del colegio, empiezan a adquirir esas etiquetas positivas y negativas desde los compañeros y profesores; el tímido, el gafotas, ... Vamos de alguna manera, llenando ese saco de etiquetas que al final interiorizamos, y pensamos que forman parte de nuestra personalidad.

Hay que diferenciar también el concepto de identidad del comportamiento de muchas madres, cuando dicen cosas como "eres muy malo". No es lo mismo decirle a un niño/a que lo que ha hecho está mal, o que hoy se ha portado mal, a decirle que es malo. Es algo importantísimo el saber diferenciar esto, porque al final los niños interiorizan esas etiquetas, incluso más que los adultos.

Muchas personas que acuden a consulta, tienen ese autoconcepto, esa imagen que han creado de sí mismos, pero en base a lo que piensan otros, cuando uno ya se fija más en la mirada de otros, es porque ya hay mucha inseguridad, piensan que todo el mundo está pendiente y que les van a juzgar, no ven que no son el punto en el centro. Cómo mejorar la autoestimaNo se puede gustar a todo el mundo, no puedes caerle bien a todo el mundo, y hay personas que les cuesta aceptar eso. Hay una fábula que refleja muy bien todo esto. Un padre y un hijo que tenían un burro llegaban al pueblo y entraron andando los tres, y entonces la gente del pueblo decía "mira qué tontos, si tienen un burro y no van encima". Entonces el padre lo escucha y dice "bueno, pues nada, en el siguiente pueblo montaré a mi hijo adolescente en el burro". Cuando entran en el pueblo siguiente, la gente del pueblo empieza a decir "vaya hijo, que deja que su padre vaya andando con lo mayor que es". Entonces decide que, para el pueblo siguiente, sería el padre quien montaría en el burro, pero entonces cuando llegan al nuevo pueblo, les empiezan a decir "pobre hijo, caminando tanto y el padre ahí sentado". Para el pueblo siguiente, deciden montar los dos en el burro, pero la gente al verlos, les empieza a decir "eso es denunciable, pobre burro, aguantando el peso de los dos". La moraleja es que nunca podrás agradar a todos, hagas lo que hagas. No hay que prestar tanta atención a lo que dice la gente.

Hay diferentes tipos de autoestima, por ejemplo, puedes tener alta la autoestima profesional, pero luego es posible que la autoestima afectiva esté baja. Siempre cuando una persona acude a consulta con cualquier trastorno de depresión o ansiedad, o trastornos compulsivos, siempre se trabaja la autoestima, porque suele estar muy dañada en esos casos. Aunque también hay que tener cuidado con los excesos, porque también existen los trastornos narcisistas.

Cómo mejorar la autoestima

Una regla básica es conseguir que no nos condicione demasiado la opinión de los demás, ni para mal ni para bien. Hay que quererse y valorarse a sí mismos por los pequeños logros diarios, y no autocastigarnos tanto por los errores, consiguiendo cierto equilibrio. Hay un miedo excesivo al rechazo, es importante ser asertivo, en definitiva, tomar decisiones en base a nuestra opinión, y no hay por qué decir que sí a todo por agradar, hay que aprender a decir que no.

Nunca es tarde para cambiar.  ¿Te ayudamos? +34 664 87 33 45. Ruth Matía.
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Ansiedad síntomas físicos

Ansiedad síntomas físicos y psicológicos

Ansiedad síntomas físicos y psicológicos. Uno de los grandes problemas a los que nos podemos enfrentar y que todos en algún momento de nuestra vida, hemos pasado por ello, son las crisis de ansiedad.

Cada vez hay más consultas por este motivo. De hecho, un 30% de las consultas de atención primaria, esconden un trastorno de ansiedad encubierto por muchos y variados síntomas, que pueden hacernos pensar que se trata de otra dolencia; digestiva, dermatológica, neurológica, incluso puede confundirse con un infarto. Para las que, sin embargo, no llegan a encontrar causa orgánica, más que la propia excesiva preocupación.

Ansiedad síntomas físicos

El trastorno de ansiedad puede provocar desde una dermatitis a problemas en el aparato digestivo. Un cuadro de ansiedad puede provocar taquicardias o dolores fuertes en el pecho, sensación de falta de aire, mareos, dolores de cabeza,...

Hay que diferenciar también dos tipos de ansiedad, la normal y la patológica. Tener un poco de ansiedad no es malo en determinadas circunstancias, porque eso nos hace estar más alertas, por ejemplo, cuando nos sobrecargamos de trabajo, estás menos tranquilo/a, más activo. Pero se considera patológica, cuando se superan seis meses y no la puedes controlar; es decir cuando sientes esa preocupación excesiva y constante, que se prolonga en el tiempo. En ese caso, ya se puede considerar un trastorno de ansiedad patológica.

Dentro de los diferentes trastornos de ansiedad, se pueden clasificar los trastornos obsesivo-compulsivos, en las personas que tienen ciertas manías relacionadas con los rituales de repetición, o con las fobias.

Hay muchos tipos de trastornos de ansiedad, estrés postraumático, o ansiedad generalizada. Hoy nos vamos a centrar en unos conceptos generales de lo que es la ansiedad y sus síntomas, sobre todo para que la gente, pueda identificar este trastorno en sí mismos, o en los suyos.

Cuando se siente esa preocupación excesiva que no cesa y que coincide con cambios o dolencias físicas, o cosas que antes no les pasaba, como que sienten que se les acelera de repente el corazón injustificadamente, o que les falta el aire, cuando sienten más tensión o rigidez en los músculos, o más cansancio. Ansiedad sintomas fisicos Mucha gente acude de urgencia al hospital pensando que sufren un infarto, al sentir un fuerte dolor en el pecho, taquicardia o que les cuesta respirar; y en el hospital les diagnostican una crisis de ansiedad.

Ansiedad síntomas físicos y psicológicos

Qué es lo que ocurre a nivel psicológico, para desencadenar toda esa serie de síntomas. Las personas que sufren trastornos de ansiedad, tienden a tener pensamientos catastróficos del futuro. Como hemos dicho en muchas otras ocasiones, cada pensamiento genera una emoción. En ocasiones son situaciones las que pueden generar estas crisis, por ejemplo, el hecho de hablar en público a muchas personas les genera trastornos de ansiedad, y tienden a evitar las situaciones que las provocan, lo que puede afectar negativamente a su vida social o laboral.

En terapia, la recomendación principal es acudir a un profesional. Solo con cuatro sesiones de terapia ya se puede empezar a notar avances y mejoras. La relajación y la meditación funcionan muy bien, como por ejemplo la relajación de Jacobson que consiste en la tensión y distensión muscular, en internet hay información sobre esta técnica y se puede practicar tranquilamente en casa.

En terapia se trabaja sobre todo con el cambio de pensamiento, para conseguir modificar esas emociones. Al cambiar esa visión catastrófica del futuro, o dejar de castigarnos con hechos del pasado que nos hacen sentir culpables, al cambiar esos pensamientos, generaremos nuevas emociones positivas, que pueden acabar con las crisis.

Es un error vivir en el pasado o en el futuro, hay que vivir el presente. Sin duda hay hechos o situaciones que son temporalmente muy complicadas de controlar en el momento, pero si nos centramos en las que sí que podemos controlar, veremos que son la mayoría.

Por ejemplo, una técnica muy eficaz, es parar el pensamiento, bloquearlo, identificar ese tipo de pensamientos y pararlos con una distracción mental, por ejemplo, decir el abecedario al revés, te concentras tanto en hacerlo, que terminas por olvidarte de ese pensamiento.

Es importante también de vez en cuando dedicar tiempo para ti mismo/a, ¿porque cuánto tiempo realmente dedicamos al día para nosotros mismos? Entre el trabajo, la familia, las tareas cotidianas... Hay que intentar dedicarse al día, aunque sean 10 minutos para relajarnos, pasear, escuchar esas canciones que nos gustan, cualquier tarea que nos guste y que nos haga recargar las pilas.

Otra cosa importantísima es tratar de dormir siete u ocho horas diarias, y reforzar esos pequeños logros cotidianos que conseguimos diariamente, en lugar de regodearnos en lo malo, o en lo que nos ha quedado por hacer. Siempre tendemos a fijarnos más en las carencias, que en las cosas que tenemos y en lo que hemos conseguido. Nos centramos más en la autocrítica de lo que hacemos mal, que en sentirnos satisfechos con lo que hemos conseguido resolver.

También es importante verbalizar estos problemas que sentimos, a los hombres, por ejemplo, suele costarles más trabajo hacerlo, y tienden un poco más a ese cuadro ansioso-depresivo, desencadenan más esos pensamientos en los que se anclan y desencadenan estas crisis. En consulta te puedo decir que tenemos aproximadamente un 80% más de hombres con trastornos de ansiedad, que mujeres. Que puede estar relacionado con que las mujeres tendemos más a verbalizar lo emocional y desahogarnos mejor que muchos hombres, que lo acaban guardando todo para ellos. Pero al no verbalizar, todo se acumula y se somatiza y termina por desencadenar muchos problemas. Yo recomendaría, a las personas que les cuesta verbalizarlo, que lo escriban, que es algo muy terapéutico, porque así de alguna forma lo estás exteriorizando.

¿Te ayudamos? +34 664 87 33 45. Ruth Matía.
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Aprender a controlar los pensamientos

Ejercicios para controlar los pensamientos

Ejercicios para controlar los pensamientos. Hay personas que tienen pensamientos constantes negativos y no saben cómo controlarlos, pero para todo hay técnicas y estrategias.

Hay que observar cuáles de nuestros pensamientos, se nos repiten y nos afectan. Nos basamos en que todo pensamiento genera una emoción, por lo tanto, si controlamos lo que pensamos, tendremos control sobre lo que sentimos.

Podemos distinguir dos tipos de situaciones, unas que están bajo nuestro control y otras que no. Podemos enfocarnos en las que están bajo nuestro control, porque no tiene sentido pensar en lo que no está en nuestras manos.

La mayoría de los pensamientos negativos que tenemos, son influenciados por nuestra imaginación, o sugestionados por cosas que todavía no han ocurrido y puede que nunca sucedan.

A veces al analizar esos pensamientos negativos, vemos que están distorsionados por esas creencias que desde pequeños nos han ido inculcando, son más difíciles de controlar por la tendencia que hemos tenido hacia ellos durante tanto tiempo, debido a la educación que nos han dado. A veces por esa sobreprotección, tenemos una visión catastrófica de las cosas, o también podemos estar influenciados por una baja autoestima que nosotros mismos alimentamos autolimitándonos, o autoetiquetándonos de forma negativa. A veces son etiquetas que los demás nos han puesto y nosotros las hemos interiorizado tanto, que nos las hemos creído. El caso es que, sin querer, nosotros mismos provocamos esos pensamientos con los que obtenemos emociones negativas.

A veces todos tenemos esa bolita de cristal negra, como yo la llamo, por la que tendemos a anticiparnos al futuro y cuando lo hacemos, además, es con una visión catastrófica del futuro.

Anticiparnos a ese futuro, pensamientos del tipo: " si voy a la calle y pasa algo y si el niño va al parque y se cae y si en este me equivoco y si me sale mal..." siempre viendo el lado negativo de todo, sobre cosas que ni siquiera han ocurrido todavía.

Hay que pensar, qué evidencias tengo de que vaya a suceder eso, qué porcentaje puede existir, ¿cómo mucho un 50%? ¿y por qué no pensamos un poco más en ese otro 50% que es positivo?

Realmente los pensamientos negativos de futuro no se basan en nada, ahí es cuando es necesario parar y poner en marcha estrategias para bloquear estos pensamientos.

La cuestión es que nuestra mente, no sabe distinguir cuales de esos pensamientos nuestros, son reales o ficticios. Sean o no verdaderos, si el pensamiento es negativo, nos generará una emoción negativa, y si es positivo, nos generará una emoción positiva, aunque no sea un pensamiento verdadero, ni presente.

Existe otro tipo de pensamiento, muy relacionado con esa anticipación en el futuro, que yo lo llamo "filtro negativo" imagínate un embudo sobre una taza; en ese embudo, hay tanto cosas positivas como negativas, pero tú solo filtras por ese embudo lo negativo, por lo que en la taza solo encontraremos las cosas negativas.

Ejercicios para controlar los pensamientos Es como cuando nos están contando cómo ha ido el fin de semana, "pues nos marchamos a la playa y fíjate, empezó a llover y se nos quemó la parrilla..." pero no estás contando que has estado en familia, que os habéis juntado todos, que has disfrutado de un día de la playa, aunque no os hayáis bañado. Hay mucha gente que solo filtra lo negativo de todo.

Ejercicios para controlar los pensamientos

Para ser más conscientes de todo esto, propongo elegir tres personas de nuestro círculo, las más fuertes mentalmente, las más positivas. Y a otras tres que consideremos las más débiles mentalmente, o negativas. Para contarles algo, puede ser inventado, por ejemplo, que un conocido se ha quedado en el paro.

Observaremos como las personas mentalmente más fuertes o positivas, te preguntan el tiempo que tiene de paro, si su mujer trabaja, es decir, te están aportando soluciones, consciente o inconscientemente. Pero las personas negativas lo único que harán, será lamentarse de la situación, hablando de los hijos y de la desgracia que supone, haciéndolo más catastrófico. Con el experimento te darás cuenta claramente, cómo funciona una mente negativa enfocándose en lo pesimista, acentuando los problemas y cuánto afectará lo ocurrido y también en cómo funciona una mente positiva; con un enfoque hacia las cosas buenas, o hacia las soluciones y las esperanzas.

Otro tipo de pensamiento que es el de los polos, como digo yo. Esos extremos del "todo me sale mal" o "no hago nada bien". Pero en el fondo sabemos todos, que no todo es blanco o negro, ni todo lo hacemos mal, ni todo lo hacemos bien, ni tampoco todos los días son malos, ni siquiera en los días malos, todo lo que nos ha pasado, ha sido malo. Hay que intentar equilibrar un poco hacia ese término medio, evitando los extremos.

También hay muchas situaciones de la vida cotidiana que se magnifican, igual que los pensamientos que estamos todo el día dando vueltas, los magnificas, los conviertes en obsesión. Si estás todo el día dándole vueltas a un problema, lo magnificas tanto, que un grano de arena se convierte en una montaña.

Otro error muy frecuente es la costumbre de creer adivinar el pensamiento del otro, creemos que tenemos un poder común que nos permite saber lo que están pensando los demás, y esto genera un miedo al rechazo, una excesiva necesidad de aprobación que mucha gente tiene. Se manifiesta de muchas formas, como por ejemplo a la hora de hablar en público, en el trabajo o a la hora de relacionarnos, a la hora de actuar, saber decir que no, porque estamos pensando si digo que "no" el otro va a pensar... Pero en realidad, casi nunca acertamos en adivinar lo que el otro piensa y nos basamos solo en nuestras propias suposiciones, no sabremos lo que piensa, hasta que la otra persona nos lo diga.

Otro ejercicio, por ejemplo, si te has quedado con tres de las explicaciones de los pensamientos, intenta identificarte en la pareja o los amigos cuando hablas, es decir pues estás con una amiga y te está contando algo que ha ocurrido el fin de semana; analiza si está filtrando solo lo negativo. Veremos que es fácil identificar esta clase de mentalidades y pensamientos en los demás, pero mucho más difícil identificarlos en nosotros mismos.

Hay otro error de pensamiento muy típico, que es el de generalizar. Como cuando han sucedido dos situaciones iguales, a veces incluso una y ya piensas que la siguiente va a tener el mismo desenlace. La típica frase de cuando se termina una relación "todos o todas son iguales", es un error. Todas las personas somos muy diferentes, no hay que generalizar y todas las situaciones similares, pueden tener desenlaces diferentes.

En la vida no es todo de color de rosa, pero buscar el lado positivo de las cosas, nos puede ayudar mucho, no te fijes tanto en la carencia, en las cosas que te faltan y sí en las que tienes y de las que puedes disfrutar.

Anticiparse al futuro no te va a permitir disfrutar del presente que al fin y al cabo es lo que importa, vivir del pasado es depresión y del futuro es ansiedad. Vive el ahora, el presente es lo que importa, disfruta del momento actual.

¿Te ayudamos? +34 664 87 33 45. Ruth Matía.
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Características psicológicas de la adolescencia

Características psicológicas de la adolescencia. Es muy común pensar que los adolescentes están siempre enfadados, porque se revelan contra las normas y los horarios impuestos, etc.. El adolescente sufre muchos cambios hormonalmente y fisiológicamente, algo así como una explosión química por lo que es lógico que se sientan más irritables, alterados, porque todo esto forma parte de su desarrollo, la rebeldía, los cambios... Están intentando adaptarse a un mundo adulto. No es algo que ocurra de pronto de un día para otro, es más bien progresivo.

La sobreprotección no es buena ni en la infancia ni en la adolescencia, porque lo que hacemos con ello es criar personas muy dependientes de nosotros y eso tiene muchas consecuencias negativas presentes y futuras. Hay que mantener la autoridad y la disciplina, pero siempre con flexibilidad. Porque con ese equilibrio es como se desarrollan mentalmente sanos, con cariño y respeto. Hay que protegerles, pero también hay que permitir que se equivoquen, porque experimentar los fracasos les hará aprender mucho más que de sus éxitos, para eso es necesario algo de libertad, para que ellos mismos puedan experimentar, siempre dentro de los límites que nosotros hayamos marcado previamente, así aprenderán también, a tomar sus propias decisiones y a ser un poco más autónomos.

Es muy importante marcar esos límites que no se basen en imponer a gritos normas porque sí, sino más bien razonar esas normas y siempre predicando con el ejemplo, que es de lo que más se aprende. No hay que dejar de lado nunca la comunicación. A una persona solo le llega un 7% de lo que se le dice, para transmitir un mensaje correctamente, hay que acompañarlo de lenguaje no verbal, para que el mensaje le llegue y lo aplique. Y sobre todo, del ejemplo. No se le puede decir a un niño que no grite si nosotros estamos gritando continuamente, o a un adolescente que no fume si en casa fuman todos.

Si educas a un niño en una jerarquía de autoridad en la que tú estás por encima de él es lo correcto. El problema es cuando algunos padres intentan ser el amigo/a de su hijo/a, colocándose en el mismo nivel, consiguiendo que no respete ni cumpla las normas cuando se las quieras imponer, porque ya será tarde, te verá como un igual, un amigo y un amigo no dicta normas.

Los límites, las normas y la jerarquía, hay que imponerlos ya desde pequeños, desde el cariño y el respeto, con empatía poniéndonos en lugar del niño/a. Cuando todo esto no se trabaja a tiempo y el adolescente ha crecido sin estos límites, es necesario acudir a un profesional.

Es bueno comunicarse y negociar, sin perder nuestro puesto en la jerarquía. El adolescente tiene que sentir que se le apoya y que las normas son por su bien, explicarle los motivos. Y no dejarle ganar fácilmente o aprenderá a manipularte. Por ejemplo, si se niega a llegar a casa a las doce argumentando sus motivos y pide llegar a las doce y media, dile que debe llegar a las doce y veinte. Habrás cedido algo, has sido flexible, pero habrás dicho la última palabra, para que entienda que son los padres los que deciden y no ellos.

Es importante premiar los esfuerzos y la buena conducta y hay muchos tipos de recompensa, no acostumbremos a los niños a que el dinero es el mejor premio, hay muchas más cosas, por ejemplo, llevarle a algún sitio que le guste, dejarle comer su plato favorito, dejarle volver media hora más tarde... También valorar el esfuerzo, por ejemplo, es muy frecuente bajas las notas en estas edades, tenemos que apoyarlos al máximo en esto, pero sin olvidar el esfuerzo. Según el niño y el caso, en ocasiones un aprobado requiere mucho más esfuerzo que un sobresaliente. Y sobre todo decirle las cosas que vemos que hacen bien, para demostrarles que no solo nos fijamos en lo negativo o en los pequeños errores. Si por ejemplo ha hecho la cama, no comentarle las arruguitas que ha dejado en la sábana, porque conseguiremos que sienta que no hace nada bien y no lo intente de nuevo. Lo importante es que ha hecho la cama, si le felicitamos serás más fácil que lo repita cada día y poco a poco ya lo irá haciendo mejor, con la práctica. Es algo que se puede aplicar en todos los aspectos de la vida, siempre el apoyo y la motivación positiva, funcionará mucho mejor que la crítica y el castigo.

Características psicológicas de la adolescencia. Conclusiones



La adolescencia es un tema muy complejo. Y son muchos los casos en los que los papás no saben cómo enfrentarse a determinados problemas. La teoría muchas veces la conocemos, pero lo difícil está en saber manejar las estrategias adecuadas para llevarlo a la práctica.

Insistimos en esos casos en predicar con el ejemplo, no podemos pedirles que ordenen su habitación si tenemos la casa hecha un desastre.

También hay que comprenderles poniéndonos en su lugar, normalmente los adolescentes tienen muchos complejos y sienten como si estuvieran solos en todas esas emociones nuevas, en los primeros enamoramientos, por ejemplo. No hay que luchar contra ellos, son procesos normales de su desarrollo.

Hay que intentar pasar tiempo de calidad con ellos, haciendo cosas que les guste, ir a pasear, montar en bici y aprovechar esos momentos para la comunicación.

Intentemos también comunicarnos con ellos con preguntas directas, no les preguntemos qué tal en clase porque seguramente no obtendremos mucha información, funcionará mejor si le preguntamos ¿cómo te ha salido el examen? ¿qué parece el nuevo profesor?

Cuando no hay más remedio que imponer un castigo, es importante que sea inmediato, por ejemplo, si le castigas por algo que ha hecho un miércoles, no le castigues ese sábado sin salir, castígale sin su rato de ver televisión o sin video juego ese mismo día. Los niños y adolescentes viven esencialmente en el presente. Es un buen castigo el imponerle una tarea a realizar, para que vaya adquiriendo responsabilidades.

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