Creencias limitantes
Creencias limitantes. ¿Qué son? ¿Cómo nos afectan? ¿Y cómo evitarlas?
Las creencias limitantes son las ideas que tenemos todos y que consideramos verdaderas, sobre determinados temas, aquellas ideas que nos han inculcado desde pequeños pero que en realidad no siempre son acertadas y que como su nombre indica, pueden limitarnos en nuestro día a día.
Para nosotros funcionan como normas de la vida, ni siquiera nos solemos cuestionar si son o no ciertas. Al estar tan integradas desde nuestra infancia es muy difícil cambiarlas. Han sido creadas a raíz de los mensajes recibidos desde nuestro entorno, nuestros padres, nuestra familia en general, nuestros amigos. A veces heredamos miedos, fobias, falsas creencias o ideas equivocadas preconcebidas, de otras personas, que pueden llegar a condicionarnos. Nos van generando esas creencias limitantes, que nos bloquean frente a determinadas actitudes o hábitos.
Un ejemplo claro son los típicos refranes, "piensa mal y acertarás", "tanto ganas, tantos vales", incluso etiquetas que interiorizamos nosotros mismos que nos frenan y que incluso a veces las utilizamos como excusa para evitar situaciones, que no nos dejan evolucionar. Por ejemplo, si a alguien le tildan de malo en matemáticas, con cada examen, ellos mismos se frenan, no se esfuerzan porque dan por hecho que todo saldrá mal.
Hay personas etiquetadas de tímidas en su infancia, y que eso les ha condicionado la vida. Cuando por ejemplo tienen que enfrentarse a un discurso, o hablar en una reunión laboral, esa creencia que tienen de sí mismos, y que los demás te han inculcado, les va a bloquear frente a determinadas situaciones más que la propia timidez, por las expectativas que crean en su propia mente.
A muchas otras personas, no les gusta hablar de sí mismas, o expresar lo que sienten, porque piensan que eso sería un signo de debilidad, o creen que los demás se van a aprovechar de esas debilidades. Esa es una de las creencias limitantes que está muy extendida y que más afectan. Porque puede evitar el fortalecer las amistades, o el relacionarse mejor con otras personas. Hay que abrirse al resto de la gente, empatizar y comprender, como lo hacen con nosotros. No es bueno que nos etiqueten, pero tampoco nosotros debemos etiquetar ni generalizar, porque una persona se haya aprovechado, no significa que los demás vayan a ser iguales.
Imagina un árbol, en el árbol las raíces son tus creencias, lo que te han ido inculcando desde la infancia en tu entorno, el ambiente es todo lo que nos va condicionando, el tronco son los pensamientos que llegan afectados por nuestras creencias. Si yo tengo una creencia de no se me dan bien las matemáticas, porque así nos lo han dicho en el colegio o en la familia, te condiciona, porque pensarás que eres de letras y no de ciencias, por ejemplo, o porque no te esforzarás lo suficiente en los exámenes de matemáticas, porque darás por hecho el fracaso. Empiezas a generar determinados pensamientos, ese tronco no va creciendo, por lo tanto, ya tus frutos, tus sus ramas, tus flores, ya no serán. Puede que hubieras sido bueno/a en ciencias, de haberlo intentado, de no haberte dejado llevar por esa creencia limitante.
Si de ese árbol imaginario quieres obtener peras, pero sin embargo te está dando manzanas, porque tus raíces van dirigidas a las manzanas no a las peras, tus pensamientos son los que te están bloqueando. Pensamientos que ni siquiera son tuyos, que son inculcados de los demás y que muchas veces, nos son ciertos.
Las creencias limitantes están muy relacionadas con la autoestima, porque si tenemos una baja autoestima, creeremos demasiado en lo que dicen los demás sobre nosotros mismos. O bien si tenemos muchas etiquetas negativas, las acabamos interiorizando y nos acaba afectando en la autoestima.
Con los niños se debe evitar entrar en comparaciones en el colegio con sus compañeros, y en casa con sus hermanos. Con ellos siempre funcionan muy bien los cuentos con mensaje, las fábulas. Por ejemplo, si se juzga mucho a un pez por su habilidad de escalar árboles, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido. El pez no es estúpido, tiene muchas habilidades que domina, pero escalar árboles no es una de ellas.
O la fábula de la ranita que cae a un pozo con más ranitas y que comienza a saltar cada vez más alto para intentar salir, mientras las demás empiezan a intentar convencerla de que no lo haga, que se va a lastimar, pero la ranita era sorda y no podía oírlas, así que siguió saltando y consiguió salir, frente al asombro de todas. La ranita no escuchó las opiniones de las demás, por eso siguió adelante con su meta de salir del pozo y al final lo consiguió.
No debemos dejarnos influir por las opiniones y comentarios de los demás, aunque tengan buenas intenciones. Tenemos que encontrar siempre el equilibrio, entre escuchar consejos y conocernos a nosotros mismos. Vale la pena ponerlo en práctica.
¿Te ayudamos? +34 664 87 33 45. Ruth Matía.
Las creencias limitantes son las ideas que tenemos todos y que consideramos verdaderas, sobre determinados temas, aquellas ideas que nos han inculcado desde pequeños pero que en realidad no siempre son acertadas y que como su nombre indica, pueden limitarnos en nuestro día a día.
Para nosotros funcionan como normas de la vida, ni siquiera nos solemos cuestionar si son o no ciertas. Al estar tan integradas desde nuestra infancia es muy difícil cambiarlas. Han sido creadas a raíz de los mensajes recibidos desde nuestro entorno, nuestros padres, nuestra familia en general, nuestros amigos. A veces heredamos miedos, fobias, falsas creencias o ideas equivocadas preconcebidas, de otras personas, que pueden llegar a condicionarnos. Nos van generando esas creencias limitantes, que nos bloquean frente a determinadas actitudes o hábitos.
Un ejemplo claro son los típicos refranes, "piensa mal y acertarás", "tanto ganas, tantos vales", incluso etiquetas que interiorizamos nosotros mismos que nos frenan y que incluso a veces las utilizamos como excusa para evitar situaciones, que no nos dejan evolucionar. Por ejemplo, si a alguien le tildan de malo en matemáticas, con cada examen, ellos mismos se frenan, no se esfuerzan porque dan por hecho que todo saldrá mal.
Hay personas etiquetadas de tímidas en su infancia, y que eso les ha condicionado la vida. Cuando por ejemplo tienen que enfrentarse a un discurso, o hablar en una reunión laboral, esa creencia que tienen de sí mismos, y que los demás te han inculcado, les va a bloquear frente a determinadas situaciones más que la propia timidez, por las expectativas que crean en su propia mente.
A muchas otras personas, no les gusta hablar de sí mismas, o expresar lo que sienten, porque piensan que eso sería un signo de debilidad, o creen que los demás se van a aprovechar de esas debilidades. Esa es una de las creencias limitantes que está muy extendida y que más afectan. Porque puede evitar el fortalecer las amistades, o el relacionarse mejor con otras personas. Hay que abrirse al resto de la gente, empatizar y comprender, como lo hacen con nosotros. No es bueno que nos etiqueten, pero tampoco nosotros debemos etiquetar ni generalizar, porque una persona se haya aprovechado, no significa que los demás vayan a ser iguales.
Imagina un árbol, en el árbol las raíces son tus creencias, lo que te han ido inculcando desde la infancia en tu entorno, el ambiente es todo lo que nos va condicionando, el tronco son los pensamientos que llegan afectados por nuestras creencias. Si yo tengo una creencia de no se me dan bien las matemáticas, porque así nos lo han dicho en el colegio o en la familia, te condiciona, porque pensarás que eres de letras y no de ciencias, por ejemplo, o porque no te esforzarás lo suficiente en los exámenes de matemáticas, porque darás por hecho el fracaso. Empiezas a generar determinados pensamientos, ese tronco no va creciendo, por lo tanto, ya tus frutos, tus sus ramas, tus flores, ya no serán. Puede que hubieras sido bueno/a en ciencias, de haberlo intentado, de no haberte dejado llevar por esa creencia limitante.
Si de ese árbol imaginario quieres obtener peras, pero sin embargo te está dando manzanas, porque tus raíces van dirigidas a las manzanas no a las peras, tus pensamientos son los que te están bloqueando. Pensamientos que ni siquiera son tuyos, que son inculcados de los demás y que muchas veces, nos son ciertos.
Las creencias limitantes están muy relacionadas con la autoestima, porque si tenemos una baja autoestima, creeremos demasiado en lo que dicen los demás sobre nosotros mismos. O bien si tenemos muchas etiquetas negativas, las acabamos interiorizando y nos acaba afectando en la autoestima.

Creencias limitantes ¿Cómo evitarlas?
Como todo, lo ideal es trabajarlo desde la infancia. Pero existen técnicas y estrategias que los profesionales utilizamos para poder liberar a los adultos, de esas creencias limitantes que condicionan la vida.Con los niños se debe evitar entrar en comparaciones en el colegio con sus compañeros, y en casa con sus hermanos. Con ellos siempre funcionan muy bien los cuentos con mensaje, las fábulas. Por ejemplo, si se juzga mucho a un pez por su habilidad de escalar árboles, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido. El pez no es estúpido, tiene muchas habilidades que domina, pero escalar árboles no es una de ellas.
O la fábula de la ranita que cae a un pozo con más ranitas y que comienza a saltar cada vez más alto para intentar salir, mientras las demás empiezan a intentar convencerla de que no lo haga, que se va a lastimar, pero la ranita era sorda y no podía oírlas, así que siguió saltando y consiguió salir, frente al asombro de todas. La ranita no escuchó las opiniones de las demás, por eso siguió adelante con su meta de salir del pozo y al final lo consiguió.
No debemos dejarnos influir por las opiniones y comentarios de los demás, aunque tengan buenas intenciones. Tenemos que encontrar siempre el equilibrio, entre escuchar consejos y conocernos a nosotros mismos. Vale la pena ponerlo en práctica.
¿Te ayudamos? +34 664 87 33 45. Ruth Matía.